El consumo nacional aparente de bebidas azucaradas en México se redujo 9% desde la implementación del impuesto especial en 2014, al pasar de 179 litros per cápita en 2013 —equivalente a 0.5 litros diarios— a 163 litros por persona en 2024. Así lo informó Arantxa Colchero, especialista del Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Durante una videoconferencia, Colchero destacó que, aunque el impuesto ha mostrado resultados positivos, su tasa actual sigue siendo baja y debería incrementarse para fortalecer su impacto en la reducción de enfermedades relacionadas con el consumo excesivo de azúcar.
A nivel global, 120 países ya aplican impuestos similares a las bebidas azucaradas, lo que ha generado una disminución promedio del 15% en sus ventas. Según un metanálisis de 62 estudios internacionales, en el 82% de los casos el gravamen se traslada directamente al precio del producto, lo que demuestra su eficacia como medida de salud pública.
La investigadora, doctora en Salud Internacional por la Universidad Johns Hopkins, rechazó que este impuesto sea regresivo o afecte principalmente a las familias de menores ingresos. En México, el quintil más bajo de ingresos consume en promedio 3.7 litros por hogar a la semana, mientras que el más alto alcanza los 5.6 litros. Desde la aplicación del impuesto, los hogares con menos recursos redujeron su consumo en 11.7% y su gasto en 0.22% respecto al gasto total, frente a una disminución de 5.1% y 0.008% respectivamente en los hogares más ricos.
Colchero también desestimó los argumentos que señalan impactos negativos en el empleo, al explicar que las propias empresas han diversificado su oferta con productos sin impuesto y los consumidores han redirigido su gasto hacia alternativas más saludables.